Semana Santa de Utrera 2020
(virtual)

Día Liturgico - LUNES SANTO

"A los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis"

Lectura del Día

Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (42,1-7):

Así dice el Señor:
«Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la justicia a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no la apagará. Manifestará la justicia con verdad. No vacilará ni se quebrará, hasta implantar la justicia en el país. En su ley esperan las islas.
Esto dice el Señor, Dios, que crea y despliega los cielos, consolidó la tierra con su vegetación, da el respiro al pueblo que la habita y el aliento a quienes caminan por ella:
«Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te he formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios

Salmo

Sal 26,1.2.3.13-14

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es la defensa de mí vida, ¿quién me hará temblar? R.

Cuando me asaltan los malvados para devorar mi carne, ellos, enemigos y adversarios, tropiezan y caen. R.

Si un ejército acampa contra mí, mi corazón no tiembla; si me declaran la guerra, me siento tranquilo. R.

Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente, ten ánimo, espera en el Señor. R.

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan (12,1-11):

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo:
«Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor

 

Liturgia

SERVIDOR DE LOS POBRES (Is 4,1-7; Jn 12,1-11)

Introducción
La Semana Santa es para nosotros el tiempo en que meditamos sobre la muerte salvadora de nuestro Señor.
Los días de su sufrimiento se acercan. La Primera Lectura nos ofrece el primero de los famosos cánticos de Isaías sobre el Siervo de Yahvé. La liturgia de la Semana Santa caracteriza a Jesús como el Siervo de Yahvé. Este primer cántico habla, quizás directamente, sobre la actitud y la misión del pueblo de Dios, pero encontramos esas actitudes plenamente ejemplificadas  en Jesús, el perfecto Siervo de Dios y siervo del pueblo. En esta lectura se nos muestra cómo el Siervo de Dios vino a servir a los pobres y a los que sufren, trayéndoles justicia y libertad, y luz en la oscuridad para todos; él será la Alianza viviente para nosotros, el pueblo, uniéndonos con Dios y los unos con los otros. Todo esto lo hizo por nosotros por medio de su muerte salvadora.

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
Tú has llamado a los hombres a ser servidores unos de otros en la causa por la justicia y la misericordia.
Tú nos mostraste en Jesús, tu Hijo, qué significa servir y cuánto nos puede costar el servicio.
Llénanos con el Espíritu de Jesús, para que no quebremos a los débiles ni rechacemos a los que andan a tientas en la oscuridad.
Que él nos enseñe a servir y a amar, con compasión hacia los desamparados y respeto hacia los más pobres y pequeños, juntamente con Jesucristo nuestro Señor.

Oración de los Fieles
La indiferencia y la rutina son quizás más paralizantes y corrosivas para la vida cristiana  que las calamidades y sufrimientos agudos, ya que muchas veces no somos conscientes de ellas. Pidamos a nuestro Padre del cielo que sepamos luchar para ganar de nuevo nuestra libertad, que Cristo nos la recuperó con su vida, y digamos:  R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

–    Por la Iglesia, para que como el Señor, Jesucristo, rechace y rehuya posiciones de poder para así poder participar en la vida y miserias de los fieles y para alzarlos a las alegrías y vida del Señor Resucitado, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

–    Por los resignados a vivir una vida de rutina y aburrimiento, para que respondan al reto de Cristo de crecer hasta su plena madurez, roguemos al Señor.
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

–    Por los que han entregado su libertad a la publicidad, a la presión social y al conformismo, para que se atrevan de nuevo a ser ellos mismos y a tomar sus vidas en sus manos, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

–    Por los que luchan contra la injusticia y la opresión, para que no les mueva el odio y el deseo de revancha, sino que se dejen guiar por un genuino amor e interés por su prójimo, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

Por todos los que tienen miedo a la muerte, para que confíen en Cristo, que venció a la muerte con la cruz,  y la transformó en regalo de vida, roguemos al Señor. 
R/ Haz libre a tu pueblo, Señor.

Señor, Dios nuestro, la muerte leal de tu Hijo hizo posible para nosotros llegar a ser personas libres y descubrir alegría en su plenitud. Que, a través de su muerte y resurrección, las penas y tormentas de la vida se conviertan en instrumentos de libertad, alegría, y felicidad, prometidas a nosotros por Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Con tu Hijo en medio de nosotros, nosotros, tu pueblo, te pedimos hoy: que nos traigas, bondadoso, la justicia de tu amor y tu perdón y que  nos ayudes a establecer una verdadera justicia en la tierra, para que nosotros, el pueblo de tu eterno amor, nunca seamos escándalo para nuestro prójimo, sino siervos humildes y signos de esperanza y alegría para todos.
Que ésta sea nuestra ofrenda para ti hoy por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Por el cuerpo y la sangre de tu Hijo nos llamas a servir a la causa de lo justo y bueno.
Te pedimos que aliente en nosotros, tu pueblo, el Espíritu de justicia de tu Hijo, y que él mismo, Jesús,  nos tome de la mano y nos haga fuente de unidad y de luz para los pobres y ciegos de hoy, y para los que sinceramente buscan amor y verdad.
Quédate con nosotros, tu pueblo.
Te lo pedimos por medio de Jesucristo nuestro Señor.

Bendición
Hermanos: Sabemos que en estos días de Semana Santa, Jesús el Señor nos conducirá de la muerte a la vida, si aprendemos de él a amarnos y a servirnos unos a otros; y a vivir los unos para los otros, aun a costa de sacrificio. Que el Señor nos dé valor para ello.
Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.

 

Palabras del Santo Padre

Pensemos en ese momento de la Magdalena cuando le lava los pies a Jesús con tan preciado nardo; es un momento religioso, es un momento de gratitud, es un momento de amor; mas Judas se separa y hace la amarga crítica: «Pero esto podría servir para darlo a los pobres». Esta es la primera referencia que encontré en el Evangelio respecto de la pobreza como ideología. El ideólogo no sabe lo que es el amor, porque no sabe cómo darse a sí mismo. (Santa Marta 14 de mayo de 2013)

María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.